Tal vez encuentre el sonido de mi ser en la penumbra incierta que yace en esta ladera de pensamientos.
Es cálida la brisa que acaricia mi piel; luna en silencio que baña todo mi querer, mientras la observo sin saber qué hacer.
Tal vez pierda el rumbo entre danzas nocturnas de hojas que se escapan de su matriz.
Quizá el mío sea no saber adónde ir.
Es pálido el rostro que se refleja en un río de emociones;
musgo en un mirar de extrañeza,
pálidas las manos que tocan el yo en el yo, sin saber quién es.
Arrodillada, mirando fijamente el espejo de agua,
puedo contemplar cómo mi cuerpo se apaga,
cómo la luminiscencia de mi alma se embriaga
en la entrega a la naturaleza de un bosque que me hechiza;
mi interior conociéndose.
Tal vez encuentre respuesta en el ruido de las preguntas no hechas,
las que se imponen en el desvelo.
Difícil criatura, desemejanza que pocos pueden leer,
aun estando sellada en letras de sentir,
cuya intensidad emana vida, existir.

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