En aquel Drakkar vagaba su mente, con el vaivén de las olas suaves como su largo y liso cabello, acariciándose la tupida barba que poseía mientras pensaba en las vidas que dejaba atrás tras la tormenta recién acontecida... No podía llorar, llevóse la mano a la garganta para evitar gritar de dolor, el alma desgarrada, los gritos engullidos por el agua, solo quedó en su despertar... Aunque en realidad la soledad no se hallaba del todo presente ya que a lo lejos divisó lo que parecía un pez enorme, una cola de color verde con destellos plata llamó su atención y fue entonces, cuando al dar un suspiro reaccionó, en busca del encanto a hechizarse
con un canto que susurraba su nombre hasta llegar a la orilla donde una mirada salina resplandecía... Vikingo y sirena abrazados ante la luna llena, deseo que en piernas se convirtieron y es que no era un ser del mar, sino, una mujer de caldero, la que le vino a robar el corazón, haciéndolo vagar ciego buscando el amor que entregó con su anhelo.
Texto extraído del libro fluir de conciencia.
Buenas noches
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